La cirugía del Prolapso se ha tratado habitualmente mediante cirugía clásica con escasas complicaciones, pero con elevadas tasas de recidivas anatómicas, sobre todo del compartimento vaginal anterior.
En la década pasada, se inició el tratamiento quirúrgico del prolapso mediante mallas vaginales, inicialmente colocadas sólo con puntos, posteriormente fijadas a través del agujero obturador y de la fosa isquiorrectal y, finalmente ancladas al músculo obturador y al ligamento sacrospinoso. La principal razón del uso de las mallas en el prolapso era evitar las altas tasas de recidivas. Con el paso de los años se ha demostrado que los resultados anatómicos vaginales anteriores han mejorado con el tratamiento quirúrgico con mallas, sin embargo han aparecido unas complicaciones que estaban ausentes en la cirugía clásica.